Ensayo Filosófico

Cohesionados de principio a fin

 

Desde los tiempos más remotos el hombre ha vivido en comunidad, y todavía hoy lo sigue haciendo. Pensar que esto es una simple coincidencia, es sin duda, negar la verdadera esencia de la vida que es ese sentimiento colectivo que nos une aún en las peores circunstancias. Por tanto, negar nuestro carácter escaso de individualización y excesivo de colectividad y unión, es como negar que seamos personas.

 

1.      El sentimiento colectivo es la esencia del hombre, puesto que nace para cohesionarse y muere cohesionado.

1.1  El hombre siempre ha jugado un papel fundamental en la historia a partir de una serie de muestras que lo han llevado a unirse. Es así como nuestros antepasados, aún siendo primitivos -como diría Russel- vivieron en pequeños grupos para poder saciar sus necesidades más básicas. Esto se da por un instinto que crearía cooperación, pero a la vez hostilidad hacia otros; es decir, hubo algo en los primitivos que los llevaría delimitar desde la tierra hasta los sentimientos: "Al parecer, dentro de cada grupo existía un grado bastante considerable de cooperación, pero se mostraban hostiles con los otros de la misma especie siempre que entraban en contacto con ellos"[1]. Hoy en día, la cuestión no es muy distinta; seguimos sintiendo un instinto que proporciona amor hacia unos, y odio hacia otros aún siendo la misma especie. Obviamente, esto se da por una serie de factores que cambian según el contexto, por ejemplo: se puede sentir cierta indiferencia hacía al otro en un estadio de fútbol por el hecho de que no hace parte de la misma hinchada, sin embargo, en la iglesia estos que en principio se rechazaban, ahora se unen por la misma creencia.  Veamos que esta situación es la esencia del hombre en cualquier espacio. Que si bien es cambiante, también permanente y duradera a través de la historia.

¿Por qué nace para cohesionarse? El hombre por su misma condición de debilidad e incapacidad para auto-sostenerse al nacer, se ve en la necesidad de pasar muchos años de su vida dependiendo de otras personas (sus padres); por lo que es obvio que nace para cohesionarse. Pero la cuestión más importante está en que nace y sigue cohesionado por el resto de su vida; es decir, el hombre no sólo se cohesiona al nacer por esa necesidad de un adulto protector, sino que a su vez vive dependiendo hasta el día de su muerte. Para mayor claridad usaré este ejemplo: el niño depende de sus padres al nacer, pero sus padres aparte de que ya dependieron también de sus padres, ahora dependen de un trabajo que le de los ingresos suficientes para mantener con vida al recién nacido. Cuando el niño crece y se convierte en adulto dependerá de su trabajo y de la sociedad misma; a su vez, sus padres -ahora ancianos- dependerán de él (hijo) por la necesidad muy parecida al del recién nacido. Al morir los padres su cuerpo dependerá entonces de sus hijos para ser enterrados. Así continua el ciclo de vida del hijo, y de sus hijos, y los hijos de sus hijos.

2.      El hombre es un ser que debe buscar su individualización, dado que esa cohesión es impuesta al nacer; lo que significa una coerción para el hombre.

2.1  Según este contra-argumento del cuál Erich Fromm sería el principal exponente, el hombre debe buscar su individualización para liberarse de esa coerción ejercida por el instinto colectivo desde el nacimiento. "Cuanta más crece el niño,  en la medida en que va cortando los vínculos primarios, tanto más tiende a buscar libertad e independencia"[2]. Entender esta frase, significa darse cuenta que para Fromm el hombre tiene el derecho de cohesionarse sólo cuando se está en un estado de recién nacido -y en eso coincide en la tesis- sin embargo, no es ideal ni definitivo que siga dependiendo, y que por el contrario, debería desprenderse de esa cohesión y ser libre. Esto es imposible, primero porque aumenta la soledad y la inseguridad -que el mismo Fromm reconocería-; segundo, porque no se puede negar nuestra esencia, sí decidimos ser individuos completamente apartados de la sociedad estaríamos negando sentimientos que claramente sólo se reflejan en la vida colectiva y que sin ellos no seriamos hombres; tercero, ¿qué tal morir sin hacer parte de un grupo?...

 

Conclusión: Nacemos para cohesionarnos, permanecemos cohesionados, y morimos cohesionados. La historia nos ha demostrado que nuestro sentimiento colectivo no se improvisa, ni se mantiene siendo coincidencia, al contrario, nos demuestra que no hay otro destino más que amarnos u odiarnos, pero siempre unidos  con unos y alejados con otros.

 



[1] Russel, Cohesión Social y Naturaleza Humana. P. 11.

[2] Erich Fromm, El Miedo a la Libertad. P. 47

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